Cada día, es más común recibir respuestas en forma de excusas. Estas respuestas a las que calificamos bajo la terminología de: evasión a la realidad, generan un intercambio deshonesto entre quien las da y quien las recibe. ¿Porqué resulta difícil dar una respuesta clara y honesta frente a la interpelación o cuestionamiento que se recibe?
Al ser humano le cuesta ser honesto. Cuando se lo interpela se pone desde la actitud defensiva e intenta rápidamente lograr tener una posición neutral o que no lo desfavorece. Como integrantes de una sociedad, es inevitable que nuestras actitudes lleguen a provocar buenas y malas reacciones, no nos podemos escapar de la idea que podemos estar generando una situación en la cuál estamos propiciando una excusa la cual otra persona puede que no le sea de su agrado.
Primero que nada identifiquemos en qué lado creemos que estamos ya sea en una conversación y/o en una actitud que tomamos, ¿desde qué visiòón creemos que estamos tomando partida? ¿Estamos brindando la respuesta honesta?¿Estamos intentando evadir? En segunda instancia, antes de dar una respuesta, es importante poder replantearnos estas tres preguntas y si identificamos que estamos inmersos en el mundo de las excusas, intentar tomar rápidamente el timón para lograr revertir esa situación.
La excusa genera en el otro una sensación de cierta impotencia y comienza a hacer poco creíble nuestro relato si transitamos por la vida evadiendo, de la misma forma, que esas excusas nos brindan simplemente un poco más de tiempo que inevitablemente en algún momento terminará y nos llevará a enfrentar a la situación. ¿Para qué dilatar el inminente enfrentamiento con la realidad?
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